TEXTO:
El buen traductor
El oficio de traductor es un trabajo oscuro. Y cuando
digo oscuro, me refiero a que nadie, o casi nadie, es
capaz de detenerse en ese esfuerzo. Gracias a ellos,
podemos leer cualquier libro escrito en cualquier lugar
[5] del mundo. Y no solo se trata de que el lector valore ese
trabajo, sino que también, de llamar la atención del crítico
literario que pocas veces reivindica o hace referencia a
la traducción del libro que está analizando. Cuando quizá
la habilidad del traductor ha conseguido que ese crítico
[10] pueda acercarse a ese libro. Después incluso se podrá
cuestionar la traducción. Cada trabajo lleva su firma, el
traductor merece también que el suyo se lo reconozca.
NANÍN, Manuel I. Disponível em:< https://elpais.com/elpais/2017/08/25/ opinion/1503668978_919461.html>. Acesso em: 4 set. 2017. Adaptado
La forma “quizá” (l. 8) expresa