Texto I
ENTREVISTA AL PEDIATRA CARLOS GONZÁLEZ,
EXPERTO EN LACTANCIA
‘La edad normal del destete debe estar entre los dos años y medio y los siete’
Yaiza Perera
MADRID - Ser padre no es fácil, pero es, sin
duda, una de las aventuras más gratificantes que te
regala la vida. Por esa razón quizás, son tantos los
que emprenden ese camino. Y la mayoría lo hace
a ciegas porque el bebé, ya se sabe, no viene con
manual. ¿Pero... hace falta? Carlos González, autor
de ‘Bésame mucho. Cómo criar a tus hijos con amor’,
asegura que no. Simplemente hay que dejarse guiar
por el instinto, el respeto y el amor.
Con humor e ironía, este pediatra zaragozano ha
ayudado a desdramatizar las situaciones que pueden
resultar más complicadas durante la crianza (sueño,
comida, la educación...añadan ustedes a la lista),
pero, por encima de todo, ha tratado de combatir la
cultura del biberón que comenzó a imponerse hace
tres décadas contra la propia naturaleza humana. Es
fundador de la Asociación Pro Lactancia Materna de
Cataluña, donde ha desarrollado su vida profesional,
imparte cursos a profesionales sanitarios, es miembro
del Consejo de Asesores de Salud de La Leche
League International y autor de numerosos artículos
sobre la lactancia.
La leche materna es para él, como tituló un libro
en 2006, ‘un regalo para toda la vida’...y sin fecha
de caducidad. Enemigo de las etiquetas, Carlos
González rehuye del término ‘lactancia prolongada’.
“No me gusta esa palabra porque da la sensación
de que las madres se han pasado. Depende de lo
que considere cada uno normal. Actualmente, más
de un año o más de seis meses es prolongado,
pero estudios antropológicos apuntan a que la edad
normal del destete en el ser humano debe de estar
entre los dos años y medio y los siete”.
“Hace 25 años —recuerda— lo normal era dar
el pecho tres semanas y llegar a los tres meses
era una heroicidad”. La realidad social entraba en
contradicción con la científica, la que le mostraban
los libros a ese entonces recién licenciado por la
Universidad Autónoma de Barcelona. “Si la lactancia
era magnífica, ¿por qué nadie lo hacía?”, se
preguntaba. Era la profunda huella que había dejado
el “cambio sociológico que se había producido a
principios del siglo XX, con la incorporación de la
mujer al mundo laboral, por la fe en el progreso que
hacía creer que la leche artificial era mejor que la de
la madre y por la publicidad”.
Su grata experiencia personal con la lactancia, el
hecho de que su esposa le diera el pecho a sus tres
hijos —hoy en día ya universitarios— le convenció aún
más de la necesidad de “promocionar” esta práctica,
de ayudar a madres y profesionales sanitarios a
recordar lo que ya está escrito en los genes de los
mamíferos. Comenzó su tarea con la confianza de
que “se produciría un aumento gradual y general”
en la lactancia materna, pero no ocurrió así: “un
importante porcentaje de madres no logra pasar
de unas semanas y una pequeña cantidad pasa de
los dos años”.
“Durante muchos años hubo una fuerte publicidad
de que la leche de la madre era mala y la gente se
convenció —explica este catalán de adopción. Y es
un mito que se ha extendido mucho. “Las madres se
dejan convencer de que sus hijos se pueden morir
de hambre y encima ven en la etiqueta de la leche
artificial que es parecida a la leche materna”. El
resultado de esta combinación suele ser el destete
temprano.
Actualmente, “se ha roto la cadena de
transmisión de la información porque ahora las
madres se encuentran que sus madres no dieron el
pecho porque no pudieron o no quisieron. Pensaban
que era retrógrado y no quieren que sus hijas caigan
en eso. La madre que lacta no encuentra apoyo”. De
ahí, asegura, la importancia de la adecuada formación
de los médicos y la existencia de grupos como La
Liga de la Leche, que ofrecen ayuda práctica a las
madres para que puedan dar el pecho. “El cambio
se produce por la difusión de conocimientos y de
experiencias”. Y ese cambio, se felicita, comienza a
vislumbrarse: hoy en día se está “volviendo a lo que
hacían nuestras bisabuelas”.
Pero este camino aún no resulta fácil de
emprender. “Sin duda, el mayor problema al que
se enfrentan las madres que desean prolongar la
lactancia es la presión social. Si salieran todas del
armario nos daríamos cuenta de que son muchísimas.
Hay que respetarlas”, reclama Carlos González.
Y esta consideración hacia la mujer, pero también
hacia los hijos parece ser la máxima que guía a este
pediatra. Y desde esa capacidad para ponerse en
la piel del otro, quizás el secreto que esconden las
páginas de sus libros, deja en el aire una reflexión:
“nuestra sociedad nunca lo admite, pero el destete es
siempre una pérdida para la madre”.
Disponible en: <http://www.elmundo.es/elmundosalud/2009/08/01/mujer/ 1249085191.html>. Accedido el 28 ago 2011. Adaptado.
El sentido de la palabra “experto”, que está presente en el título del Texto I, es: