La envidia
Como el colesterol y tantas otras sustancias y emociones, hay una envidia mala y otra buena. La negativa paraliza de rencor. La positiva afila el ingenio. Una es roma y la otra puntiaguda. La primea duele por
5 todo el cuerpo para paralizarlo, la segunda cae certeramente sobre la mente para acuciarla. Sin envidia no habría ejemplaridad ni buena parte de la determinación. La envidia buena empuja hasta la creación. Por el contario, la envidia negativa, entontece,
10 ciega y, finalmente, nos desbarata. Tiende a ovillar a la persona en sí y esa formación es la bomba de la autodestrucción.
VERDÚ, Vicente. Disponível em:< http://www.elboomeran.com/blog/11/ vicente-verdu/40/> Acesso em: 2 fev. 2016. Adaptado.
La alternativa en la que existe una forma verbal impersonal es la